CUANDO YA NADIE RECUERDE
Cuando nosotros no estemos,
cuando nosotros no seamos
ya ni siquiera un recuerdo,
como los libros quemados.
Cuando nuestros nietos pierdan,
entre sus papeles viejos,
las fotos amarillentas
que algún día nos hicieron.
Cuando ya nadie recuerde
mi triste mirada azul
y cuando tus ojos verdes
hayan perdido su luz.
Cuando ya nadie se acuerde
del timbre de nuestra voz
y el eco de las palabras
se haya apagado veloz.
Cuando no hablen de nosotros
y todos los conocidos,
los amigos y enemigos,
se encuentren ya fallecidos.
Cuando el rosal que plantaron
un día junto a nosotros
se encuentre ya marchitado
y ahogado por los abrojos.
Cuando ya no se renueven
las oraciones y flores,
cuando ya nadie recuerde
ni siquiera nuestros nombres.
Cuando ya no haya retorno,
ni tristezas ni temor,
cuando el polvo sea polvo ...
¡sólo quedará el amor!
Amor es lo más divino
que el hombre puede sentir
y es lo único que queda
al final, tras el morir.
Nadie sabe dónde queda,
nadie sabe quién lo guarda,
es un pedazo de Dios
que se nos pega en el alma.
El amor nos hace eternos,
nos acerca más a Dios,
nos hace tocar el cielo
y ganar la salvación.
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© Manuel de Churruca y García de Fuentes