MAGNIFICENCIA
Andando por los caminos
cada cual lleva a su espalda
algún saco peregrino
donde el dinero lo guarda.
La mochila de mi amigo
está muy bien remendada,
por más dinero metido
nunca nada se le escapa.
Va solo por los senderos,
nadie le sigue sus pasos,
nadie aprovecha el dinero
de su codicioso saco.
Mi mochila agujereada
va soltando unas monedas
y yo no intento guardarlas,
quien las coge, se las lleva.
Van cayendo por el roto
limosnas y donativos,
caridades y socorros,
las donaciones y auxilios.
Por eso van tras mis pasos
una cohorte de harapientos,
pobres y necesitados
y otros que viven del cuento.
No les impidáis vivir
que ellos necesitan poco,
siempre andarán tras de ti
y así nunca estarás solo.
Que incluso los animales,
los perros y pajarillos,
aprovechan lo sobrante
de migas y desperdicios.
Si unos ladrones te roban
aquéllos serán tu ayuda,
pues defenderán tu bolsa
como si fuera la suya.
En cambio si es a tu amigo
a quien pretenden robar
en un desierto camino
nadie lo defenderá.
Su dinero custodiado
será su fatal destino,
porque ni él lo ha disfrutado
ni nunca a nadie ha servido.
Morirá en la soledad
producto de su egoísmo,
su bolsa aprovechará
tan solo a sus asesinos.
No intentes ganarlo todo,
comparte tus beneficios,
así nunca estarás solo
y serás bien defendido.
Que tus mismos seguidores,
los que viven de tu estela,
como fieles defensores,
serán tu mayor riqueza.
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© Manuel de Churruca y García de Fuentes