EL HOMBRE SILENCIOSO
Se convocó reunión
en el palacio imperial
por tratar una cuestión
de una importancia vital.
Fueron muchos los llamados
y muchos los que acudieron,
los hombres más preparados,
más sabios y más expertosjos.
A la luz de los faroles,
entre luces y penumbras,
unos daban soluciones
y otros mostraban sus dudas.
Mas todos se percataron,
por su estática elegancia,
del serio anciano sentado
en el fondo de la estancia.
Las discusiones crecieron
por su volumen y tono,
todos hablaban a un tiempo,
nadie escuchaba a los otros.
Cansados del alboroto,
poco a poco van callando,
y todos miran al fondo
hacia el hombre reservado,
esperando sus propuestas
como oráculo sagrado,
hasta que se dieron cuenta …
¡que era una estatua de mármol!
Moraleja:
Pensad que nunca es lo mismo,
aunque a veces se parezcan,
un silencio reflexivo
que un cerebro que es de piedra.
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© Manuel de Churruca y García de Fuentes