EL JUEZ Y EL NOTARIO
Cuentan que ocurrió una vez
en un pueblo castellano,
en el que notario y juez
se encontraban peleados.
El juez, con harta arrogancia,
siempre enseñaba su maza,
defendiendo su importancia
y diciéndole a la cara:
- “Yo hago sentar en banquillo
al hombre más importante,
sólo con este martillo
puedo meterlo en la cárcel.
Sabiendo los dos Derecho,
es injusticia notable
que tú ganes más dinero
siendo yo el más importante”.
El notario un día se hartó
de tanto ser ofendido
y respondió en alta voz
en un café concurrido:
- “Si nuestros ambos salarios
ganáramos al revés …
tu serías el notario,
yo sería el señor juez”.
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© Manuel de Churruca y García de Fuentes