FE Y CARIDAD
Meditad sobre aquel hombre
que tanto visita el templo,
que reza con altas voces
y se da golpes de pecho.
Buen cristiano no será
si sólo piensa en tener
sin dar nunca a los demás,
pues sin caridad no hay fe.
Al morir lo enterrarán
y han de venir los gusanos,
y primero comerán
sus dos egoístas manos.
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Meditad sobre el ateo
que nunca ha creído en Dios,
que no pretende ser bueno,
más tiene buen corazón.
Sus limosnas y sus mandas
sólo son humanidad,
virtud desaprovechada,
pues sin fe no hay caridad.
Cuando den tierra a su cuerpo
los gusanos llegarán
y han de devorar primero
su cerebro racional.
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Después de ajustar mis versos
no me quedo muy tranquilo,
pues creo que el hombre bueno
no puede tener castigo.
Porque la fe es un regalo
que al hombre le manda Dios,
y ha de pedirla rezando
con insistencia y fervor.
¿Mas cómo puede pedirla
si nunca ha creído en Dios?
Sólo vale en esta vida
lo que se hace con amor.
Sin caridad nunca hay fe,
mas sin fe sí hay caridad …
puedes amar sin creer,
mas no creer sin amar.
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© Manuel de Churruca y García de Fuentes