LA BIBLIOTECA
(A la biblioteca de mis abuelos
en Puente la Reina, Navarra)
La biblioteca dormía,
en una espaciosa estancia,
su extraño y profundo sueño
de fantasía y de magia.
Sus libros aparecían
ordenados por estantes,
de la luz se protegían
con los gruesos cortinajes.
Siempre penumbra en la sal ...
Las sombras se iban moviendo
en la atmósfera cargada
con polvo de libros viejos.
Algún rayito de sol
las rendijas lo colaban
e iba leyendo los lomos
con un haz de luz dorada.
Vitelas y pergaminos
y piel de muchos colores
que formaban un mosaico
más variado que las flores.
El sol esculpe dibujos,
polvo que flota en la sala,
cortinas de claroscuro
que casi puedes tocarlas.
En la quietud de la sala
se oía un fuerte silencio ...
como en la ermita lejana
o en el viejo cementerio.
Los aromas de los libros
que huelen a rancio y viejo,
buen perfume incomprendido
como olor de crisantemos.
Suelos de gruesa madera
cortada en tierras lejanas
que dibujan la belleza
con los nudos de sus tablas.
Dos sillones orejeros
finamente tapizados
con un viejo terciopelo
que en su día fue encarnado.
En las baldas y anaqueles
se amontonaban los libros,
papeles amarillentos,
cartas, mapas, pergaminos, …
Libros que van desde el suelo
por las paredes forradas
y suben al mismo techo,
hasta las telas de araña.
Que se empeñan las mujeres
en limpiar la biblioteca,
mientras los hombres prefieren
más leer, menos limpieza.
Son libros supervivientes
de avatares de la historia,
de enemigos de papeles,
de sus escritos y glorias.
De insectos devoradores,
de termitas y polillas,
de ratas y roedores
y de iglesias destruidas.
De Inquisiciones y purgas,
de incendios e inundaciones,
de venganzas y censuras,
de los odios destructores.
De préstamos y traslados,
de ignorantes y patanes,
de sectarios y obcecados,
de atropellos y desmanes.
Algunos libros nos cuentan
siglos de vida azarosa
y algún duende los conserva,
perduración milagrosa.
La persona que abre un libro
abre una rara ventana
donde ve lo nunca visto
y viaja a tierras extrañas.
Revive los sentimientos
que un día se le olvidaron
y tiene sentires nuevos
que nunca había soñado.
Sentir pena o alegría,
sonreír o conmoverse,
puedes vivir varias vidas
y hasta morir varias veces.
Puedes tener aventuras
y locuras quijotescas
hasta perder la cordura,
o pensar con mente ajena.
Las novelas de misterio
o los poemas de amor,
los sagrados Evangelios
que te acercan más a Dios.
Todas las cosas del mundo
en una sala encerradas,
con tu mano, en un segundo,
puedes tocar y alcanzarlas.
Todos son libros distintos,
tesoros de mil culturas,
con sus textos escondidos
que esperan quien los descubra.
Amigos siempre dispuestos,
te esperan y son pacientes
y aunque sean libros viejos
se estrenan cuando se leen.
Libros que están deseando
que los abran y comprendan,
desde su estante gritando
para que alguno los lea.
¿Cómo las mismas palabras,
que forman las mismas letras,
pueden ser interpretadas
de diferentes maneras?
Distintos sones producen
según los labios que lean,
oídos que los escuchen
o mentes que los entiendan.
Pasar las horas leyendo,
releyendo o meditando,
estudiando o escribiendo
o simplemente mirando,
observando aquel ambiente
como si estuvieras fuera,
como un ente transparente
que sin notarlo te acecha.
Galbana meditabunda
que funde mi soledad
con la cómplice penumbra
o la negra oscuridad.
Santa Santorum del libro,
de letrados y estudiosos,
de bibliófilos asilo
y de lectores curiosos.
Bibliómanos sin remedio
y aplicados eruditos,
voluntario cautiverio
de enamorados del libro.
Y al fin me entierran los libros
con un abrazo fatal,
con ellos me he confundido ...
y así he encontrado la paz.
-----oooOooo-----
© Manuel de Churruca y García de Fuentes