LA CADENA DEL MAL
Un pastor apacentaba
sus ovejas en el prado,
mas los lobos de montaña
le diezmaron su rebaño.
Atacaron por sorpresa,
los canes les defendieron,
mas eran muchas ovejas
y eran más lobos que perros.
El pastor venganza jura
con los puños apretados,
y pone estricnina pura
en cebos envenenados.
Primero mueren los lobos,
después urracas y cuervos,
los buitres cayeron todos
y, al fin, gusanos e insectos.
La tierra se ha envenenado,
sigue la letal cadena,
luego a la hierba ha pasado
y ha matado a las ovejas.
El pastor mira asombrado,
cómo ha podido pasar
que la piedra que ha lanzado
a él mismo le ha vuelto a dar.
Moraleja:
Eso mismo es lo que pasa
con las rencillas y guerras,
cada batalla que ganas
un nuevo conflicto crea.
La vieja Ley del Talión:
“el que mata también muere”.
Sólo tiene solución
tratando que no comience.
No permitáis la venganza
ni la cadena del mal,
porque acabará en tu casa
sin que la puedas parar.
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© Manuel de Churruca y García de Fuentes