LA SONRISA DE DIOS
¡Si pudieran mis palabras
crear oración tan bella
que tan sólo al escucharla
mi buen Dios se sonriera!
¡Rezaría todo el día
por ver a Dios tan feliz,
y yo a la vez moriría
de tanto verlo reír!
Pero mi alma no es pura
ni mi boca lo merece,
soy un hijo que disgusta
a su Padre muchas veces.
¡Ojalá cree el futuro
un hombre con tanto amor
y con espíritu puro
que componga esa oración!
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© Manuel de Churruca y García de Fuentes