LIBROS VACIOS
(Dedicada a mis amigos
don Manuel del Pino
y don Rafael Berrocal)
Un nuevo rico encargó
a un buen librero anticuario
libros de mucho valor
para llenar sus armarios.
El librero preguntó
los temas que prefería:
libros de arte o religión,
de ciencia o de poesía,
incunables muy valiosos,
de historia o literatura,
libros raros o curiosos
u otros de amable lectura.
El rico, sin miramiento,
de esta forma ha contestado:
- “Yo sólo quiero diez metros
de libros bellos y caros.
Rellenar mi biblioteca
de libros con ricos lomos,
que a mis visitas sorprendan
por el brillo de su oro;
de libros con sus cubiertas
de colores muy variados,
que se vean bien las letras
de autores muy reputados.
Libros bien encuadernados,
aunque no tengan escritos,
aunque no tengan grabados,
aunque dentro estén vacíos.
Que teniendo yo esos libros
expuestos en mis armarios,
me hagan parecer más rico,
me hagan parecer más sabio.”
El librero mira al rico
con aire de desencanto,
que valen mucho sus libros
para acabar con tal amo.
Que sus ocultas palabras
nadie podrá ya leerlas,
que seguirán olvidadas
en la muerta biblioteca.
Para sí el librero piensa
sin decirlo en alta voz,
por no estropear la venta
del singular comprador:
- “Espero que su mujer
y la madre de sus hijos
no la haya buscado usted
como ha buscado los libros.
Pues seguro tiene entonces
mujer de preciosa cara,
con el cuerpo bello y joven …
mas también vacía en su alma.”
Moraleja:
No se busque la apariencia
por vestir lo que no tienes,
y prefiérase la ciencia,
cultivando más lo que eres.
Para elegir bien tus libros,
que contengan buenos textos,
para elegir tus amigos,
que sean buenos por dentro.
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© Manuel de Churruca y García de Fuentes