LOS PALOS
Mientras fuimos pequeñitos
los palos eran espadas
con que jugaban los niños
a las guerras inventadas.
Al alcanzar más edad
los palos se hicieron varas,
arrancando al olivar
lluvia de olivas doradas.
Se hicieron carros de arar,
mangos de hoces y guadañas,
las horcas para aventar
y aperos de otras labranzas.
Cuando llegaron las guerras
los palos se hicieron lanzas,
se hicieron arcos y flechas,
astas, picas y alabardas.
Cuando llegó la vejez
los palos fueron bastones,
ayudando a sostener
la fatiga y los temblores.
Y al fin de la senectud,
cuando ya llegó la muerte,
los palos formaron cruz
encima de un cuerpo inerte.
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© Manuel de Churruca y García de Fuentes