NAVEGANDO POR TU PIEL
Quisiera ser un bajel
y surcar tu mar de plata,
navegando por tu piel,
esperando la alborada.
Así sentirás, mujer,
el placer de ser amada,
la luz del amanecer
y el frescor de la mañana.
Marinero de tu cuerpo
navegando sin cesar
por los vientos de tu cielo,
por los rumbos de tu mar.
Tus aguas recorreré
haciendo cientos de escalas
y estelas dibujaré
con surcos de espuma blanca.
¡Mas al fin zozobraré
si tú algún día te marchas
y yo ya no puedo ver
los dos faros de tu cara!
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© Manuel de Churruca y García de Fuentes