PICORES
Nunca sentí más picor
ni sensación más molesta
como al dar el biberón
a mis hijas de pequeñas.
Pues nada más empezar
con tal paternal labor,
todo empezaba a picar,
insufrible comezón.
En la nariz comenzaba
y yo entonces la movía,
luego a la boca bajaba
y luego al ojo subía.
Tan desesperado estaba
que tenía que parar,
y en un momento mi cara
no paraba de rascar.
Luego otra vez enchufaba
el biberón a la niña,
de nuevo desesperaba
pues los picores volvían.
Hoy ya no doy biberones,
se me ha pasado la edad,
más recuerdo esos picores …
¡nunca los podré olvidar!
-----oooOooo-----
© Manuel de Churruca y García de Fuentes