VANIDAD
La joven enamorada
de su hermosura sin par
al pozo se encaminaba
para poderse mirar.
Para gozar su belleza
tanto se quiso acercar
que al fin la joven tropieza
por encima del brocal.
Al hondo pozo cayó,
nadie la pudo escuchar,
la pobrecita se ahogó
por su propia vanidad.
Moraleja:
No seáis presuntuosas,
antes bien agradecidas,
que lo que el cielo te dona
cualquier momento te quita.
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© Manuel de Churruca y García de Fuentes