Incendio de La Mairena (Marbella), 12 septiembre 2011.
BOSQUE FANTASMA
Con gran desconsuelo
hoy he paseado
por el negro suelo
de un monte quemado.
Espantosa nada,
vacío escenario
de un bosque fantasma,
de un horror soñado,
Ni moscas ni avispas,
ni insectos del campo,
ni siquiera hormigas,
nada se ha salvado.
El silencio mudo
del deshabitado,
ruidos y murmullos,
todos han callado.
Sin trinos alegres,
sin canoros cantos,
silencio de muerte
como el camposanto.
Árboles de alambre
al trasluz bailando,
danzas inquietantes
de dolor y espanto.
Como el corcho blanda
corteza del árbol,
seca y cuarteada
su piel ha quedado.
Negros esqueletos
alzando los brazos
huyendo hacia el cielo
del bosque abrasado.
Sus quebrados dedos,
sus crispadas manos,
retorcidos huesos
descascarillados.
Solo oigo el sonido
de mis propios pasos,
como los chasquidos
de huesos quebrados.
Película vieja,
todo en negro y blanco,
lo negro en la tierra,
cielo encapotado.
Ese cielo triste
por haber llorado,
son blancas y grises
sus nubes de llanto.
Se mete en tus carnes
humo fermentado,
olor penetrante
del fuego apagado.
Impregna tus ropas
hedor putrefacto,
ese horrible aroma
de lo calcinado.
Todo lo que toco
me tizna las manos,
es sangre de polvo,
de un luto obligado.
Y lloran mis ojos,
no puedo evitarlo …
¡tan grande el destrozo,
tan inútil daño!
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© Manuel de Churruca y García de Fuentes