EL CIELO AGUJEREADO
La noche estaba estrellada
e iluminaba la arena.
Yo me tumbé en nuestra playa
junto a mi niña pequeña.
Los dos mirando hacia arriba
con los brazos extendidos,
con la mirada perdida
en ese espacio infinito.
Oliendo en el aire a sal,
tocando la arena fresca,
escuchando el bravo mar,
las olas que nunca cesan.
No sé el tiempo que pasó,
quizás un rato muy largo,
y al fin ella preguntó,
señalando hacia lo alto:
- “¿Por qué el cielo que nos tapa,
papá, se pintó de negro?
¿Por qué la luz se le escapa
por esos puntos pequeños?”
A la niña contesté
después de un breve silencio:
- “Yo te voy a responder
revelándote un secreto
que lo saben muchos niños
mas no la gente mayor:
El buen Dios, en el principio,
con el hombre se enfadó
pues le mandó no comer
de un árbol que le prohibió,
y, lejos de obedecer,
Adán del fruto comió.
El Señor, como castigo,
Cielo y Tierra separó
y la noche ha oscurecido
con este negro color.
Pero luego le dio pena
del hombre, solo, en la sombra,
en una noche tan negra,
tan inquietante y penosa.
Por eso, con un cuchillo
de bondad y compasión,
por casi todos los sitios
el orbe agujereó.
Las estrellas que ahora vemos,
que forman una legión,
son orificios pequeños
que el Señor nos regaló
por que no desesperemos,
como señal de su Amor,
por que intuyamos el Cielo
que Él mismo nos prometió.
Sólo vemos lucecitas
que brillan en derredor,
que son ventanas chiquitas
al mundo en que vive Dios.
No podemos ni soñar
lo que hay tras ese universo,
con tanta luz celestial
y tanta Gloria por dentro.
Por eso el hombre disfruta
y encuentra tanto placer
con esta visión nocturna
sin saber muy bien por qué.
Cada estrella tiene un nombre
de una persona en la Tierra,
para que así, cada hombre,
pueda meterse por ella.
Así es que son incontables
los agujeritos del cielo,
unos chicos u otros grandes
según seas malo o bueno.
Caminando por la vida
cada cuál verá su estrella
y al Cielo irá por la misma,
al final, cuando se muera.
Y sé que hay otra pregunta
en tu cabeza curiosa:
¿Por qué es tan grande la luna,
tan cercana y luminosa?
Es un poquito de trampa
que se ha inventado el Señor,
porque es una gran entrada
que a los niños reservó.
Para que fácil la encuentren
y no tengan nunca miedo,
que a Su lado pronto lleguen
cuando sea su momento.
Que si Dios ha amado al hombre
mucho más quiere a los niños
y enseguida los recoge
porque son sus preferidos.
Con todo lo que te cuento,
con lo que yo te he explicado,
ya entiendes por qué tenemos
el cielo agujereado …”
Con amor miré a mi niña,
tumbada junto a mi cuerpo
y vi que estaba dormida,
le había vencido el sueño.
Con un enorme cuidado
para que no despertara,
la recogí entre mis brazos
hasta llevarla a su cama.
En su frente puse un beso
y una caricia en su cara.
- “No temas, que este secreto
te lo contaré mañana …”
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© Manuel de Churruca y García de Fuentes