EL MOSQUITO OPOSITOR
(“Culex pipiens opositor”)
Yo estudié mi oposición
encerrándome a diario
en mi estrecha habitación
con cama, mesa y armario.
Me acostumbré a convivir
con tan parco mobiliario
y, estudiando en mi cubil,
deshojaba el calendario.
Mas tenía un compañero
que yo no había elegido,
un mosquito trompetero
que vino a vivir conmigo.
De día él estaba quieto
memorizando el temario
y escuchaba muy atento
el civil e hipotecario.
Pero la noche llegaba
y él empezaba a volar,
sobre mi cama zumbaba
sin dejarme descansar.
Esperaba hasta que el sueño
se apoderaba de mí,
me picaba en todo el cuerpo
y se daba un gran festín.
Siempre ocurría lo mismo,
lo mismo todas las noches,
iba engordando el mosquito
a costa de mis picores.
Liquidarlo decidí:
entre tanto opositor
no podía permitir
que aprobara antes que yo,
ni perturbar mi descanso
en noches agotadoras,
ni tener que alimentarlo
con mi sangre opositora.
Rastreé mi habitación
lentamente, palmo a palmo,
poniendo mucha atención
hasta que logré encontrarlo.
Actué con rapidez
utilizando el pulgar
y allí mismo lo aplasté,
en ese mismo lugar,
dejando una mancha roja
en medio de la pared,
cual memoria ignominiosa
del insecto que maté.
Ante esa escena mohína
yo sentí cierto dolor,
porque en realidad tenía …
¡la misma sangre que yo!
-----oooOooo-----
© Manuel de Churruca y García de Fuentes