EL VALOR DE UN PELO
Hoy está de luto el cielo
porque mi peine de calvo
ha estirado mal un pelo
y cruelmente lo ha arrancado.
Fue un chasquido fuerte y sordo
como el romperse una cuerda,
como un fugaz terremoto
en lo alto de mi cabeza.
Allí el duelo se celebra
del pelo que ha fenecido,
porque ya tan pocos quedan
que cada uno es muy querido.
Su falta no se reemplaza,
ya no nacen pelos nuevos,
ni siquiera deja marca
en el cabelludo cuero.
Moraleja:
Vale más un pelo en calva
que en cabeza melenuda,
lo que muy escaso se ama
mucho más que lo que abunda.
Mas debemos consolarnos
pues no se caerá ni un pelo,
como dicen los cristianos,
si así Dios no lo ha dispuesto.
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© Manuel de Churruca y García de Fuentes