LA PUERTA CERRADA
(Dedicado a quien ella lo sabrá)
Aquel pueblo era pequeño,
con calles de casas blancas,
con un castillo en el medio
sobre una peña elevada.
Las casas se parecían,
todas ellas encaladas,
casi no se distinguían
en hileras alargadas.
Pero para mí existía
una casa señalada,
porque a la misma venía
en los veranos mi amada.
A ella nunca yo le hablé,
a ella nunca dije nada,
mis sentimientos frené
y mi pasión controlaba.
Solo sé que cada vez
que por su puerta pasaba
yo tenía que volver
a su puerta mi mirada
y sufría al comprobar
que estaba otra vez cerrada …
Y sin querer ni pensar
adónde me encaminaba
volvía otra vez a estar
delante de su fachada,
era la meta fatal
siempre que yo paseaba.
¡Cuántas veces yo estampé
mi mirada en esa casa!
¡Cuántas veces regresé
con el alma contrariada!
¡Pero yo nunca le hablé!
¡Yo nunca le dije nada!
Ella no llegó a saber
todo lo que yo le amaba …
…………………………….
Cuando regresó el verano
yo volví a ver a mi amada …
¡y agarrada de otro brazo
la vi salir de su casa!
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© Manuel de Churruca y García de Fuentes