MAR INTERIOR
Amor que empujas tu barca
desde la mar a la arena.
Huyes de las aguas bravas,
de ventiscas y tormentas.
Quieres sosegar el alma,
buscas refugio en la tierra,
como un puerto, como un ancla
que te aquiete y te proteja.
Olvidar las amenazas
del fiero viento en las velas
y de olas que te arrastraban
a su antojo con gran fuerza.
Mas tú sabes que esa calma
nunca podrás obtenerla
porque la mar agitada
en tu conciencia la llevas.
La inquietud que nunca acaba
y la paz que nunca empieza
porque hasta la misma playa
parece que se moviera.
No tienes derecho a nada,
tu sueño es una quimera.
Esa quietud anhelada
la tendrás … ¡cuando estés muerta!
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© Manuel de Churruca y García de Fuentes