NADIE
No sé muy bien por qué Nadie
es importante en mi vida.
Sin Nadie yo estoy muy solo.
Nadie me da compañía.
Nadie me lanza miradas
con ojos inteligentes …
parece que Nadie me habla,
parece que Nadie entiende.
Nadie para mi es consuelo
cuando estoy mohíno o triste.
Nadie se pone contento
en mis momentos felices.
A Nadie le gusta ir
por la sierra monteando.
Nadie cobra para mí
las piezas que voy cazando.
Nadie se tumba en el suelo
al volver de cacería,
y se enrosca junto al fuego
en las largas noches frías.
Con Nadie siempre disfruto
mucho más que con los otros.
Con Nadie me siento a gusto,
y sin Nadie estoy muy solo.
“Nadie” es mi perro más fiel,
el que conmigo se ha criado,
que caza como un lebrel
y que corre más que un galgo.
Pero hoy ya no está en mi casa
porque Nadie ha fallecido.
Un accidente de caza
mató a mi perro querido.
¿Cómo puedo estar tan triste,
que me falta hasta el resuello,
abatido e irascible,
sólo porque Nadie ha muerto?
A pesar de que se ha ido
noto que Nadie me quiere,
que sigue siendo mi amigo
aunque Nadie este ya ausente.
Hoy reescribiré estos versos
que a Nadie dediqué entonces …
solamente que escribiendo
con minúscula su nombre.
Y los sigo dedicando
a mi perro fallecido …
¡pues tanto más apreciamos
aquello que hemos perdido!
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© Manuel de Churruca y García de Fuentes