SOÑADOR Y SOÑADA
De tanto que soñé a mi bella amada
era ella al fin más real que mi vida,
inquieto cada noche la esperaba
creándola de amor y fantasía.
El tiempo con mis manos yo empujaba
por ver si de esta forma más corría,
esperando de la noche la llegada,
soñando con que se acabara el día.
La noche, sin pedirla, me la daba
para poder amarla, toda mía.
Una y otra vez, en cada madrugada,
sin remedio de nuevo la perdía.
Mi sol sólo en la noche aparecía,
mis días eran noches muy cerradas,
al verla en plena noche, amanecía.
su ausencia no podía soportarla.
Ya tú eres más real que el alma mía …
¿Quién sueña a quién … soñador o soñada?
¿Sólo con mi soñar ella existía?
¿Seré yo sólo un sueño de mi amada?
Al fin todo mi ensueño se perdía
con el brillo del sol de la mañana.
Con mi amada yo todo lo tenía
y al despertarme … ¡no tenía nada!
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© Manuel de Churruca y García de Fuentes