SOMBRA CRECIENTE
Contigo, a la media tarde,
tu sombra el sol proyectaba
y mostraba, en su contraste,
tu figura bien pintada.
Luego se bajaba el sol
cuando la tarde avanzaba,
al este madrugador
tu silueta se alargaba.
Y su forma iba cambiando
como una alfombra encantada,
tus cabellos ondulando
parecían una llama.
Cuando la noche cayó
la sombra todo tapaba
y tu sombra se fundió
con esa noche enlutada.
Y de esta forma era ya
el campo, el río, las casas …
¡Ya toda la oscuridad
era sombra de mi amada!
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© Manuel de Churruca y García de Fuentes