EL TITITO Y LA TITITA
El Titito era un niño muy malo, muy malo, muy malo; y la Titita era una niña muy buena, muy buena, muy buena.
Un día, le dijo la Titita al Titito: - “Mira Titito, no te metas en la cocina, porque te quemarás con el pucherito”.
Y entonces la Titita cogió su cestita y tiquis-tacas, tiquis-tacas, se fue al mercado.
Y compró … ¿qué compro la Titita?
Pues compró chocolate , compró caramelos, compró galletas, compró helados, compró polos, … (todo lo que les gusta a los niños)
Y cogió su cestita y tiquis-tacas, tiquis-tacas, volvió a su casa.
Y llamó a la puerta.
Y como el Titito no le abría, sacó sus llaves y abrió la puerta.
Y llamó: - “Titito mío, ¿dónde estas?”
Y miró detrás de la puerta … ¡y nada!
Y miró debajo de la cama … ¡y nada!
Y miró dentro del armario … ¡y nada!
Y llegó a la cocina, y abrió la puerta … y allí estaba el pobre Titito, ¡muertecito!, ¡muertecito!
Se había caído al pucherito y, por desobediente, se murió.
Y entonces la Titita se asomó a la ventana y se puso a llorar, y a llorar, y a llorar.
Y apareció un pajarito.
- “Titita mía, ¿por qué lloras?”
Y la Titita le dijo: - “Porque el Titito se ha caído al pucherito. Por eso la Titita llora”.
Y el pajarito le dijo: - “Pues yo, como pajarito, me corto el piquito”.
Y cras, cras, cras, se cortó el piquito.
Y se fue volando, volando, volando, y se encontró con una paloma.
Y la paloma le dijo: - “Pajarito, ¿por qué te has cortado el piquito?”
Y dijo el pajarito: - “Porque el Titito se ha caído al pucherito, la Titita llora, y yo, como pajarito, me he cortado el piquito”.
Y entonces dijo la paloma: - “Pues yo, como paloma, me corto la cola”.
Y ras, ras, ras, se cortó la cola.
Y se fue volando, volando, volando, y llegó hasta el palomar.
Y el palomar le dijo: - “Paloma, ¿por qué te has cortado la cola?”
Y dijo la paloma: - “Porque el Titito se ha caído al pucherito, la Titita llora, el pajarito se ha cortado el piquito, y yo, como paloma, me he cortado la cola”.
Y entonces dijo el palomar: - “Pues yo, como palomar, me echo a rodar”.
Y cataplán, cataplán, cataplán, se echó a rodar.
Y llegó hasta el río.
Y el río le dijo: - “Pero palomar, ¿por qué te has echado a rodar?”
Y dijo el palomar: - “Porque el Titito se ha caído al pucherito, la Titita llora, el pajarito se ha cortado el piquito, la paloma se ha cortado la cola y yo, como palomar, me he echado a rodar”.
Y entonces el río dijo: - “Pues yo, como río, me dejo secar”.
Y fsh, fsh, fsh, se dejó secar.
Y aparecieron las infantitas de la Reina. ¡Larála, larála, larála!
Y llegaron al río y vieron que se había dejado secar.
Y le preguntaron: - “Pero río, ¿por qué te has dejado secar?”
Y dijo el río: - “Porque el Titito se ha caído al pucherito, la Titita llora, el pajarito se ha cortado el piquito, la paloma se ha cortado la cola, el palomar se ha echado a rodar, y yo, como río, me he dejado secar”.
- “Pues nosotras, como infantitas de la Reina, dejamos nuestros cantaritos y nos volvemos sin agua a casa”.
Y tiquis-tacas, tiquis-tacas, llegaron sin agua a casa.
Y les preguntó la Reina: - “Pero infantitas, como habéis venido sin agua a casa?”
Y dijeron las infantitas de la Reina: - “Porque el Titito se ha caído al pucherito, la Titita llora, el pajarito se ha cortado el piquito, la paloma se ha cortado la cola, el palomar se ha echado a rodar, el río se ha dejado secar, y nosotras, como infantitas de la Reina, hemos dejado nuestros cantaritos y nos hemos venido sin agua a casa”.
Y entonces dijo la Reina: - “Pues yo, como Reina, me quito la toca blanca y me pongo la negra”.
Y apareció el Rey.
Y le preguntó a la Reina: - “Pero Reina, ¿por qué te has quitado la toca blanca y te has puesto la negra?”
Y entonces la Reina le dijo: - “Porque el Titito se ha caído al pucherito, la Titita llora, el pajarito se ha cortado el piquito, la paloma se ha cortado la cola, el palomar se ha echado a rodar, el río se ha dejado secar, las infantitas de la Reina han dejado sus cantaritos y han venido sin agua a casa, y yo, como Reina, me he quitado la toca blanca y me he puesto la negra.”
Y entonces le dijo el Rey: - “Pues yo, como monarca, ¡me meto en este arca!”
Y colorín colorado, ¡este cuento se ha acabado!
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NOTA: Este cuento nos lo contaban con muchos gestos y exagerando mucho la entonación, tal y como les gusta a los niños pequeños.
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