JESUCRISTO IBA DE CAZA
Jesucristo iba de caza,
de caza como solía,
se encontró con un mal hombre
que dijo que Dios no había.
- “Hombre, que estás engañado,
que hay Dios y Santa María.
Te puede venir la muerte
y dejarte sin la vida.”
- “¿Qué me importa a mí la muerte
ni tampoco quien la envía?”
Al día siguiente
la muerte a su casa iba.
- “¡Detente, muerte rabiosa!
¡Detente siquiera un día!”
- “No me puedo detener
que el Dios del cielo me envía.”
Le dieron para comer
una culebra cocida.
No se conforma con eso,
un vaso de trementina.
¡Las puertas del Cielo se cierran
y las del Infierno se abren
para tragarse al mal hombre
que dijo … que Dios no había!
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