LA ASTURIANA
En las montañas de Asturias
vivía una niña de catorce a quince años,
regaba su jardín,
regaba su jardín.
Pasó un caballero,
le pidió una flor
y ella le responde:
- “Yo no te la doy,
yo no te la doy.
Aunque me vean algunos
tan solita por aquí,
no tengo padre ni madre,
¡se burlan de mí!,
¡se burlan de mí!”
- “¿Quién ha pretendido
burlarse de ti
si sólo te he pedido
una flor de tu jardín,
una flor de tu jardín.”
- “Las flores de mi jardín
no son para ningún caballero
que son para mi pechito
y para mi pelo,
y para mi pelo.”
- “Quédate con Dios, asturiana,
que me las vas a pagar,
cuando te vea en la calle
¡te tengo que matar!,
¡te tengo que matar!”
A los tres días o cuatro
salió la niña a la calle,
se ha encontrado al caballero
¡la coge por el talle!,
¡la coge por el talle!
Le ha dado tres puñaladas
en medio del corazón
que le ha dejado sin vida,
¡sin vida y sin amor!,
¡sin vida y sin amor!
Ya se murió la asturiana,
ya la llevan a enterrar
toda cubierta de flores
y a cada lado una rosa
¡de siete colores!.
¡de siete colores!
Y en la cabecita
lleva un ramo de azahar
con un letrero que dice:
¡Hay que matar al criminal!,
¡Hay que matar al criminal!
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