LA ARDILLA Y EL CABALLO
(Algunos emplean en obras frívolas tanto afán
como otros en las importantes)
Mirando estaba una ardilla
a un generoso alazán
que, dócil a espuela y rienda,
se adiestraba en galopar.
Viéndole hacer movimientos
tan veloces y a compás,
de aquesta suerte le dijo
con muy poca cortedad:
- «Señor mío,
de ese brío,
ligereza
y destreza
no me espanto,
que otro tanto
suelo hacer, y acaso más.
Yo soy viva,
soy activa,
me meneo,
me paseo;
yo trabajo,
subo y bajo,
no me estoy quieta jamás.»
El paso detiene entonces
el buen potro y, muy formal,
en los términos siguientes
respuesta a la ardilla da:
- «Tantas idas
y venidas,
tantas vueltas
y revueltas,
quiero, amiga,
que me diga:
¿Son de alguna utilidad?
Yo me afano,
mas no en vano:
sé mi oficio
y en servicio
de mi dueño
tengo empeño
de lucir mi habilidad.»
……………………………..
Con que algunos escritores
ardillas también serán,
si en obras frívolas gastan
todo el calor natural.
-----oooOooo-----